sábado, 25 de julio de 2009

Otro loco más escribiendo sobre el amor...

Cualquiera puede escribir sobre el amor. Cualquiera puede hablar, pensar, inventar, soñar o lo que sea, sobre el amor. Pero antes, tenemos que ponernos de acuerdo sobre qué es el amor. ¿Podríamos decir que es aquel estado en el cual la otra persona significa TODO para uno?. ¿Aquel estado en donde el otro no tiene defectos, es el mejor humano sobre el planeta, su presencia nos hace ponernos nerviosos, ansiosos, felices, dichosos y aún más?. Esto sería como el "enamoramiento" diría mucha gente, ¿cierto?. La mayoría hemos pasado por este estado, y también la mayoría hemos visto como este estado se desvanece, y que luego se convierte en compañerismo, amistad, compañia, admiración, patrimonio común, y también hijos. Déjenme decirles que eso ya no es amor, sino el esfuerzo social del cerebro por darle sentido y estabilidad a la vida, protección a los hijos y al patrimonio, costumbre, rutina, mantenimiento de una imagen para los demás(y para uno mismo!). En algún momento de la historia humana surge ese pack de sensaciones y emociones como un efectivo mecanismo para asegurar que la especie no se extinga. Por eso es tan potente, por eso mueve al mundo, por eso todo pretende girar en torno al amor...pero en realidad, gira en torno al sexo...pero más en realidad, gira en torno a la procreación. Eso es todo, así de simple. Procrear procrear que el mundo se va a acabar. Vivir, estudiar, hacer amigos, trabajar, comprar una casa, un auto (o más), y para qué?, para generar las condiciones ideales de procreación y aseguramiento de supervivencia de crias sanas. Puede ser extremo y reduccionista lo que planteo, pero tengo la tincada de que es la pura verdad. La mujer de nuestra vida, aquella hermosa joven encantadora, se convierte en "la vieja", "la mamá", "la jefa" (para muchos). Igual se le tiene cariño, pero lamentablemente, no tan distinto del cariño que sentimos por ese viejo perrito que ya cumple casi veinte años acompañándonos y que apenas encuentra su plato de comida entre cabezasos contra los muebles. Apenas nace un hijo, la pareja pasa a segundo lugar (y eso que el compromiso _y la intención_ eran amarlo para toda la vida por sobre todas las cosas). A lo mejor amanecí un poco negativo hoy, pero si hay por ahí, algún lector, algún conocido que lleve muchos años de casado, que nunca halla sido infiel, y que sinceramente reporte estar enamorado de su pareja al mismo nivel que al principio de la relación, por favor que se quede callado, ya que por ser tan diferente su caso, perfectamente podría ser incluído en el Manual de Diagnóstico de Enfermedades Mentales (DSM).