viernes, 20 de junio de 2008

Lindas manitos que Dios me dió.

Recostada en mi cama siento el deseo en mi cuerpo, mis manos lentamente se movilizan desesperadas. Comienzo a acariciar mi cuerpo suave y desnudo.... me gusta sentir mi piel con la yema de los dedos, me gusta sentir como se eriza, como responde a los estímulos sexuales.
Recorro mi abdomen, mis caderas, mi pubis abultado y tibio... lo siento expandirse y me invade un calor que me envuelve y me sofoca, me respiración se agita y mi mano sigue el curso de su instinto, juguetean en mi monte de ralos vellos, los anuda, los fricciona, siente aquellos que recién comienzan a germinar. Recorren con suavidad cada centímetro y el dedo medio sigue más abajo, llegando a una zona húmeda, pegajosa, cálida y suave que lo atrae, atrapándolo en un laberinto pulposo y succionador; él aletea, pero la caverna oscura lo atrapa y envuelve, mientras mi otra mano se desliza entre las sábanas y va a parar a mis pechos hinchados, me gusta acariciarlos a través de las sábanas, de modo que los sientan como manos extrañas. Recorro la superficie de mis pechos rozándolos suavemente; primero uno y luego el otro.... turnándose sin parar.
Mis pezones poco a poco se erectan y me concentro en esa zona.... apretando..... circundándolos y topándolos cual péndulos. Siento la sangre caliente recorrer mis venas, siento como mis zonas erógenas responden abultándose y expandiendose.... quieren explotar, quieren estallar en un grito..... poco a poco se siente venir, pero no me apuro, tengo tiempo, porque mi dedo aún juguetea en la caverna de su prisión.
Mis manos y dedos han adquirido vida propia y mis piernas se juntan y separan constantemente apretando a su paso esa porción de carne dura y rosada....siento las agujas venir....siento como se clavan en mi carne. Tomo mis pezones, los sintonizo, los rasguño, los aprieto.... quiero sólo sentir...sentir....sentir como por un segundo ya no soy yo.