domingo, 20 de diciembre de 2009

Me asusta quedarme contigo (último día nadie se enoja)

Me asusta quedarme contigo. Por ahora está bien así, pero parece que no quiero querer quedarme. Cuando mi corazón de hombre se apaga, en realidad se enciende. Esta navidad no tiene arbolito, supongo que está en el entretecho y que el huracán no se lo llevó.

Iré al colegio por última vez hasta el próximo marzo, y este diciembre comeré albaricoques con sal a la salida de clases. Te ves hermosa con ropa de color, extraño tus lentes y tus libros en la mano, afirmados en tu pecho mientras conversas de pie. Último día nadie se enoja, y eso es porque no hay de qué enojarse, porque en realidad, nadie se atreve a hacer cosas que enojen a alguien. Te podía mirar todo el tiempo que quería, fijamente a tus ojos, y tú sabes porqué te miro tanto... y no me mmientas...¿para qué me mientes siempre? ¿si también sabes que al mentir resaltas la verdad?

No voy al Casino porque le apostaría todo al as de corazón, pero en realidad tengo miedo de ganar, porque la paradoja es que si ganas, a la vez pierdes. El ganador del Loto perdió la gracia de no preocuparse por el dinero, así como con la fama pierdes la libertad. El ganar conocimmiento te quita la cómoda ignorancia y tus besos me quitan la voluntad. ¿No se puede recibir nada sin tener que perder algo? y si pierdo algo, ¿qué gano? ¿funcionará en sentido inverso como si al perder un amor ganara la musa para las letras, por ejemplo? ¿si pierdo la vida, gano la trascendencia? ¿si pierdo un amigo, gano un ángel? y si pierdo el control..¿gano la felicidad?

yo creo que...¡QUE NUNCA ME IMPORTE!

martes, 4 de agosto de 2009

La mentira.

La mentira.

Desde que tengo conciencia que vengo escuchando que la mentira es mala. Que la mentira aquí, la mentira allá, y bla bla bla… Pero hay referencias buenas sobre la mentira en famosos textos, como por ejemplo la frase: “que no sepa tu mano lo que hace la otra”. ¿Porqué esconderle la verdad a la otra mano? ¡Tengo toda la impresión de que mentir no es tan malo! ¿Cuánto duraría una relación de pareja sin la mentira? ¿Cuántos negocios fracasarían sin la mentira? ¿Cuántas veces dijiste “mucho gusto” a alguien que, en realidad, te desagradaba saludar? La mentira es una mentira, por piadosa que sea, pero insisto, no es mala…además, es el único sustituto de la verdad que se conoce hasta el momento. ¿Nunca te comiste un trozo de carne horriblemente duro, estando de visita, y cuando te han preguntado cómo estaba, dijiste?: “¡Está rico tía, me salió blandita!”. El más mentiroso del mundo es aquel que dice que no miente. Nos mentimos a nosotros mismos, por sanidad mental, nos mentimos para entretenernos, para pasar mejor la vida, nos mentimos porque la sociedad es mentirosa y eso lo internalizamos durante la socioculturización.

Mentir es un arte, una actividad que pretende engañar u ocultar algo a otro, pero engañándonos, a la vez, a nosotros mismos, manipulando nuestros gestos, haciéndonos los tontos con lo que sentimos. Diferente es el caso del mentiroso patológico, que llega a creerse sus mentiras, pero creo que todos tenemos algo de eso… ¿O a nadie le pasó que, de tanto creer que fue a aquella memorable fiesta, al pasar los años, finalmente duda si realmente asistió o no? La mentira es necesaria, es sana, pero como todo en exceso es malo, hay que cuidar su uso. Hasta los supuestamente menos mentirosos mienten. Miente la monjita que reprime su deseo sexual, miente aquel que quiere “ayudar a los demás” (negando que en realidad lo hace por lo “bueno” y bien que se siente al ayudar), miente todo aquel que dice “siempre” y “nunca”.

Si te miento para hacerte sentir bella y contenta, ¿está mal?

Si miento para evitarte una pena, ¿está mal?

Si me miento (y me la creo) para pensar que te he olvidado, ¿está mal?

Las mentiras no dañan a las personas…es el juicio que uno mismo hace sobre la mentira lo que a uno lo daña, es el cómo me siento con la mentira del otro, y eso amigos, no es responsabilidad del otro.

Dije que el más mentiroso del mundo era aquel que decía que no miente. Pero es mentira, ¡les mentí!, el más mentiroso es el que dice que la mentira es mala (y más encima la usa), y además, aparte de ser tan mentiroso, eso (si fuera cierto) lo convertiría el un animal; sólo los humanos pueden mentir.

sábado, 25 de julio de 2009

Otro loco más escribiendo sobre el amor...

Cualquiera puede escribir sobre el amor. Cualquiera puede hablar, pensar, inventar, soñar o lo que sea, sobre el amor. Pero antes, tenemos que ponernos de acuerdo sobre qué es el amor. ¿Podríamos decir que es aquel estado en el cual la otra persona significa TODO para uno?. ¿Aquel estado en donde el otro no tiene defectos, es el mejor humano sobre el planeta, su presencia nos hace ponernos nerviosos, ansiosos, felices, dichosos y aún más?. Esto sería como el "enamoramiento" diría mucha gente, ¿cierto?. La mayoría hemos pasado por este estado, y también la mayoría hemos visto como este estado se desvanece, y que luego se convierte en compañerismo, amistad, compañia, admiración, patrimonio común, y también hijos. Déjenme decirles que eso ya no es amor, sino el esfuerzo social del cerebro por darle sentido y estabilidad a la vida, protección a los hijos y al patrimonio, costumbre, rutina, mantenimiento de una imagen para los demás(y para uno mismo!). En algún momento de la historia humana surge ese pack de sensaciones y emociones como un efectivo mecanismo para asegurar que la especie no se extinga. Por eso es tan potente, por eso mueve al mundo, por eso todo pretende girar en torno al amor...pero en realidad, gira en torno al sexo...pero más en realidad, gira en torno a la procreación. Eso es todo, así de simple. Procrear procrear que el mundo se va a acabar. Vivir, estudiar, hacer amigos, trabajar, comprar una casa, un auto (o más), y para qué?, para generar las condiciones ideales de procreación y aseguramiento de supervivencia de crias sanas. Puede ser extremo y reduccionista lo que planteo, pero tengo la tincada de que es la pura verdad. La mujer de nuestra vida, aquella hermosa joven encantadora, se convierte en "la vieja", "la mamá", "la jefa" (para muchos). Igual se le tiene cariño, pero lamentablemente, no tan distinto del cariño que sentimos por ese viejo perrito que ya cumple casi veinte años acompañándonos y que apenas encuentra su plato de comida entre cabezasos contra los muebles. Apenas nace un hijo, la pareja pasa a segundo lugar (y eso que el compromiso _y la intención_ eran amarlo para toda la vida por sobre todas las cosas). A lo mejor amanecí un poco negativo hoy, pero si hay por ahí, algún lector, algún conocido que lleve muchos años de casado, que nunca halla sido infiel, y que sinceramente reporte estar enamorado de su pareja al mismo nivel que al principio de la relación, por favor que se quede callado, ya que por ser tan diferente su caso, perfectamente podría ser incluído en el Manual de Diagnóstico de Enfermedades Mentales (DSM).