jueves, 6 de noviembre de 2008

Viejos secretos del futuro

Da lo mismo si estuve soñando, despierto, alucinando o como quiera llamarse. La cosa es que estaba frente a una cosa que me cuesta mucho describir en este instante, pero cuando estuve ahí, podía aprehender aquellas características de las cuales mi biología me niega el acceso, pero tratando de humanizarlo, es como una especie de "olor de la electricidad y movimiento de partículas" sumado a la textura de la luminosidad de un color que no existe y que a la vez transmite una emoción parecida a la angustia pero de caracter positivo. Esa era la cosa que tenía enfrente...y decidí entrar, y al estar dentro ya, me di cuenta que era, en palabras simples, una especie de bola de cristal, una bola mágica para ver el futuro. Aunque lo cierto es que ahí no había ni futuro ni pasado ni nada, y la cosa esta provocaba una sensación de infinito, esa sensación que a algunas personas las ha atrapado por algunos segundos haciéndoles creer que se volverán locos. El Aleph de Borges era lo más aterrizado que pude usar como comparación.

En el interior, todas las cosas estaban sucediendo juntas y al mismo tiempo. Movimiento veloz y mágico de partículas, luminosidad energética, de pronto, llamaradas blancas de acontecimientos colectivos que se parecían a explosiones sobre la superficie del Sol. Yo seguía pensando como humano, y por eso me impresionaba tanto, y por eso era más asombroso aún, darme cuenta de mis tristes límites. No tenía piso firme para comparar ni recordar. Quizás la biología responde con sensaciones emocionales difusas ante aquellos eventos para los cuales no tiene un órgano perceptivo específico.

No sé cómo lo hice, pero estiré mi brazo miles de kilómetros dentro de una habitación no más grande que un dormitorio, y todo eso ocurría al mismo tiempo que aparecían unas especies de fotografías dentro de mí. Habían imágenes del planeta, de todas las épocas incluso de aquellas en donde muy pocas cosas podrían llamarse "un ser viviente". Poco a poco pude tener control sobre las imágenes, en el sentido de entender su estructura mayor y poder captar el mensaje de fondo. Mi mente se queda en blanco y soy sólo sensaciones positivas, vibraciones, y en un instante soy también esas imágenes, y soy los pensamientos y he perdido mis límites.

A modo de resumen, declararé brevemente, y para que no sigan creyendo que me volví loco o que me fumé algo: no importa qué hagas, donde estés, quién seas ni nada de nada, porque al final de los finales, hay un final FELIZ que nos espera.

2 comentarios:

PALOBLANCO-CAJANEGRA dijo...

he aprendido y aprehendido
que la extension del cuerpo real
es todo lo que tenemos
los instintos reguladores
emanan de ese acto
y alli esta la inmensidad

Anónimo dijo...

SH! La media volaiiiiiiiiiiiiiiiita!!!